LEAL DACCARETT
MON & VELARDE
Pictures by CÁMARA LÚCIDA
LA MODA: ¿EL OCTAVO ARTE?
Dos importantes eventos en el
caribe colombiano nos conducen a cuestionar la “delgada línea” que separa a la
moda de ser considerada formalmente como arte.
Por: Montserrat Ros
En las
últimas dos semanas estuve en contacto cercano con dos manifestaciones de la
estética, ante las que mi interés sucumbe más que a menudo: la moda y el arte.
La
primera estuvo relacionada con mi participación como vestuarista en el backstage de la décima versión de
Plataforma K que tuvo lugar en el Coliseo “Los Fundadores” de la Universidad
del Norte el 27 y 28 de Marzo en Barranquilla; la segunda surgió en Cartagena
de Indias con mi visita, casi maratónica, a la 1era Bienal de Arte
Contemporáneo (BIACI).
Históricamente,
estas dos disciplinas han estado íntimamente relacionadas y comparten la
importante misión de documentar de manera tangible la historia del hombre. Es
evidente que el vestido, a través de los tiempos, ha sido de gran utilidad en la
constante búsqueda hacia el acercamiento comprensivo del rol del hombre en
sociedad. Expresa, entre otras, características climáticas, sociales,
políticas, económicas e incluso psicológicas de los hombres provenientes de
diferentes culturas y épocas.
En honor
a la practicidad, les comparto la definición que ofrece la RAE del término arte teniendo como punto de partida el
carácter abstracto y relativo de su significación y con la finalidad de proveer
un mejor acercamiento al rol del arte como herramienta de documentación de la
historia del hombre:
“Manifestación
de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y
desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos,
lingüísticos o sonoros.”
El
anterior preámbulo, el cual debo admitir ha sido uno de los más extensos que he
elaborado, se ve justificado a partir de la
aparición de verdaderos artistas en el escenario de la moda. Existen
diseñadores con propuestas estéticas tan contundentes y confecciones impecables
que logran generar sensaciones sublimes sólo comparadas con las producidas por
obras de arte. Y es que ciertos atuendos en si componen un verdadero esfuerzo
creativo y técnico.
Resalto
con especial orgullo colombiano de esta versión de Plataforma K, las colecciones
de dos casas de moda. En el espectro femenino, Leal Daccarett con su colección
Cruise 2014 cautivó todos mis sentidos. Crop tops de diferentes estilos,
longitudes y estampados, faldas tipo lápiz, chalecos, pantalones cortos
(shorts) y largos, vestidos cortos, de longitud “midi” y largos conformaron la variada propuesta de una colección
fresca en donde predominaron las tonalidades “peach” y los azules y lilas pasteles, que fueron contrastadas con
colores brillantes como el fucsia, verde esmeralda y amarillo y complementadas
con tonos básicos como el negro, azul oscuro y blanco hueso. Adornos complejos
hechos a mano, telas estampadas de orquídeas y terminaciones con inspiración
árabe completaron la ecuación de éxito de esta memorable colección. No podemos
olvidarnos de la exquisita primera colección de calzado y accesorios que refleja
el carácter artesanal propio de la firma. Tener la oportunidad de trabajar con
esta pareja de creativos innatos compensó, sin duda, mi ausencia como
espectadora a las pasarelas.
Por su
parte Mon & Velarde fue la propuesta masculina que acaparó mi curiosidad.
Inspirada en el puerto de Barranquilla, en el contraste existente entre la
suavidad y movimiento continuo del mar y las rígidas estructuras de las
embarcaciones, contenedores y grúas, la colección Primavera-Verano/2015 deleitó
no sólo al público asistente, sino a todas las personas que tuvimos la
oportunidad de estar en contacto con las prendas “tras bambalinas”.
Y es que
la marca proveniente de la ciudad de Medellín le diseña a un hombre cosmopolita
que mantiene un equilibrio entre el trabajo y la diversión y que no le teme a emprender
riesgos con la moda, pero prefiere alejarse un poco del desenlace efímero de las tendencias.
Diseñadores
y apasionados de la moda nos encontramos en ocasiones en conflicto con el
sentido de frivolidad que esta puede llegar a generar. Nos interrogamos con
frecuencia sobre el punto de inflexión en el que una manifestación estética se
convierte en artística. Es ese el momento en el que la moda se sensibiliza y
deja de ser un instrumento de protección contra las condiciones climáticas o
mera herramienta de pudor, para así trascender como una declaración artística
muy útil en la narrativa de la historia de la humanidad.
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